Uno de los elementos más importantes de la vida cristiana es la devoción a la oración. Es nuestra manera más directa e íntima de buscar y tener comunión con el Señor. La oración es una habilidad que lleva tiempo desarrollar y requiere una rutina e intencionalidad constantes.

Una vida de oración ferviente no es algo natural para la mayoría de las personas, especialmente para aquellos a quienes nunca se les enseñó a orar a una edad temprana. Sin embargo, sin importar su origen, todos pueden aprender a desarrollar una vida de oración poderosa y significativa. Si bien la relación de nadie con el Señor es exactamente igual, existen principios bíblicos que todos podemos seguir:

  1. Ora con fe. Debemos tener fe en el Dios al que oramos (Proverbios 3:5-6), creer que Él escuchará (1 Juan 5:14-15) y confiar en que Él está obrando todas las cosas para el bien de quienes lo aman ( Romanos 8:28).

 Jesús le dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. (Marcos 9:23)

Por eso os digo que todo lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis y lo tendréis. (Marcos 11:24)

  1. Reserva tiempo para la oración ininterrumpida. Reserva un tiempo cada día para comunicarte con Dios en un ambiente libre de distracciones.

Buscad al Señor y su fuerza; ¡Busca Su rostro cada vez más! (1 Crónicas 16:11)

  1. tDile a Dios los anhelos de tu corazón. A Dios le importa lo que quieres, así como lo que necesitas.

Deléitate también en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. (Salmo 37:4)

Y mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)

  1. Escuche la voz de Dios. Si preguntas continuamente pero nunca te detienes a escuchar, es posible que estés demasiado distraído para escuchar la respuesta de Dios.

Descansa en el Señor y espéralo pacientemente... (Salmo 37:7)

  1. Intercede por tu prójimo, así como por tu enemigo.

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced el bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (Mateo 5:44)

  1. Agradece al Señor por su mano sobre tu vida. Al expresar gratitud, reconocemos el papel que Dios ha desempeñado al responder nuestras oraciones.

Alégrate siempre, ora sin cesar, en todo dad gracias; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:16-18)

Continúen fervientemente en oración, velando en ella con acción de gracias. (Colosenses 4:2)

Dios nuestro Padre desea una relación íntima con cada uno de nosotros. Él siempre está disponible para hablar, sin importar la hora, el lugar o la temporada. Pero aunque Él siempre nos está buscando, es nuestra responsabilidad “levantar el teléfono” y responder al llamado a tener una relación.

– Jennifer Ann Turner, redactora

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